Hay varias ventajas de tener una caja de altavoces. Por un lado, dado que los controladores ya están bloqueados en su posición, terminan produciendo un mejor sonido. Los recintos están construidos con un material que absorbe las vibraciones emitidas por los controladores. Si se dejara un controlador sobre una mesa, las vibraciones generadas por la mesa harían que gran parte del sonido del altavoz se ahogara. La facilidad de instalación es otro beneficio de la caja de altavoces, ya que todos los componentes están en una sola unidad.
Además, el recinto de la caja del altavoz hace que el sonido se produzca de una manera específica. A medida que el aire ingresa al gabinete, el diafragma del controlador lo comprime. El aire que sale del recinto es filtrado por el diafragma del conductor. A medida que el diafragma vibra, genera ondas de sonido que llegan a la parte posterior del cono. Estas ondas "hacia atrás" se manejan de manera diferente, según el tipo de gabinete específico que esté en uso.
El gabinete sellado es el tipo de gabinete más popular en el mercado. También conocido como recinto de suspensión acústica, las ondas de retroceso que se generan en este tipo de recintos montados nunca salen de la caja. Dado que el aire queda atrapado dentro de una caja de altavoz sellada, la presión del aire cambia constantemente. Una vez que el conductor se mueve, la presión aumenta. Por el contrario, el nivel de presión cae a medida que el conductor sale. Por un lado, los recintos sellados no son tan eficientes como otros diseños, ya que el amplificador debe aumentar constantemente la señal eléctrica para manejar la presión del aire. Por otro lado, la fuerza generada por la presión del aire mantiene al conductor exactamente donde se supone que debe estar. Como resultado, el sonido que se produce es más ajustado y preciso.